Hoy me he levantado y, no sé por qué, me he acordado de aquel día de primavera durante las prácticas en el cole (la que fue sin duda una de las mejores experiencias más bonita y gratificantes de mi vida y desde luego, la época más bonita que recuerdo en miles de años) en que la seño Noemí y la teacher Marta nos “invitaron” a ir con “Los Caballos” y “Los Patos” (bueno, también estaban “Las Vacas”…pero “Las Vacas” eran otra granja, jeje)al Río Safarí Elche, donde hacía mil años que no iba.
No era la primera salida que hacía con ellos pero, desde luego sí era la más especial por muchas cosas: sabíamos que sería nuestra última oportunidad de pasar todo el día con ellos (porque “Mis Caballos” fueron el grupo por definición, eran “mis niños”, los más importantes y especiales), era la primera vez que Miriam (mi gran compañera de FCT, sin la que nada hubiera sido lo mismo y con la que compartí tantísimas cosas, mi amiga con la que reí -lo que más, de cualquier cosa, donde fuera y como fuera- y lloré -pocas veces pero las justas y juntas siempre-con la que, por primera vez durante todo ese curso, sentí lo que es una “compañera” de verdad con la que poder trabajar, quién me animaba y con la que “refunfuñar”)y yo íbamos juntas de excursión (y ya lo estábamos deseando, la verdad…queríamos medirnos en “campo abierto”, jaja) y sobre todo, era la última “gran actividad” que viviríamos todos juntos.
Nunca se me olvidará ese día en el que si algo hicimos, además de currar como locas, fue reírnos…nos reímos hasta coger dolor de mandíbula y de estomago…pero nada importaba porque nos lo estábamos pasando, a pesar de ser un “proyecto de seños” tan bien como los nenes. Me acuerdo de un montón de cosas…como las conversaciones que tuvimos en el autobús para que los nenes se entretuvieran por el camino (“Aquí somos todos muy princesa me parece a mí…¿Todos?...Sí niño, tu el que más” ), del “fantástico” menú escolar que nos dio el colegio (creo que todavía ninguna de las “adultas” tenemos claro si que nos den la misma ración de comida que a los niños de 4 años es un cumplido o un insulto, jeje), de aquella ensaladilla rancia que la teacher se empecinó en que comiéramos todas y hasta nos persiguió con el tenedor para tal fin, de “LA FOTO”, del aperitivo que nos llevó una de mis niñas, de ir detrás de los niños crema en mano para que no se achicharrasen, del duelo “teacher-niña” (en el que ganó la teacher, aunque fue una victoria muy ajustada), de las reacciones y los comentarios de los niños al ver los animales (“Creo que la jirafa se ha movido porque una vez yo la vi en otro sitio” o “¿El tigre está muerto?...No, descansando…Pues mi abuelo una vez se acostó así y se murió”),… de tantas y tantas cosas que no podría escribirlas todas.
Como se nota en la cara de cansadísimas que traíamos a la vuelta Miriam y yo (ver foto) disfrutamos mucho de la excursión con “nuestros niños” y también aprendimos muchísimo de “cómo salir de excursión con muchos niños y no morir en el intento…¡¡Ah, y traer a los mismos que nos llevamos de una pieza!!”jejeje) de la mejor manera que hay: divirtiéndonos. Además, la “seño” y la “teacher” nos dieron el mejor recuerdo que nos podían dar después de tantos meses aprendiendo de ellas y de los niños: una foto con todos ellos que guardo como uno de mis mejores tesoros.
Hacía mil años que no iba al Río Safarí Elche…supongo que tardaré todavía mucho en volver pero seguro que la experiencia de aquel día de Mayo no se puede comparar con ninguna otra porque las personas con las que tuve la suerte de ir, son UNICAS E IRREPETIBLES.
¡¡OS QUIERO MUCHISIMO Y NUNCA OS PODRÉ OLVDAR!!
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